Horóscopo de Hoy

Las dos facetas que hay en ti

Los hombres y las mujeres somos distintos biológica y neurológicamente, pero estas diferencias que existen entre ambos, son relativas. Todos poseemos cualidades masculinas y femeninas independientemente de nuestro sexo y en proporción variable.

Las cualidades masculinas no pertenecen solo a los hombres, ni las femeninas solo a las mujeres. Lo que sucede es que tradicionalmente se han asignado una serie de roles por razones sociales y culturales a los hombres y otros distintos a las mujeres.

Si nos fijamos en la naturaleza seremos conscientes de que no existe ningún elemento que sea la manifestación pura de un único tipo de energía. Los imanes, por ejemplo, constan de dos polos: el positivo y el negativo. Pero si cogemos un imán y lo cortamos por la mitad, no obtendremos dos mitades aisladas sino dos imanes completos, puesto que cada polo del imán no es un ente aislado sino una parte inseparable de un todo completo.

De modo que la oposición y complementariedad de lo masculino y lo femenino que todo ser humano lleva dentro de sí mismo es una de las principales manifestaciones de esta experiencia de dualismo.

Dos facetas

La energía masculina o yang, es en la tradición china la energía centrípeta, energía de la separación y la individualidad. Es el poder que impulsa nuestro desarrollo como individuos. Se asocia con el hemisferio izquierdo del cerebro, que procesa la información de modo lógico y analítico. Es nuestra parte más intelectual, racional y objetiva. Se asocia también a los elementos Aire y Fuego. Apoyados en nuestra energía yang podemos marcarnos metas, tomar decisiones y ejercer una acción firme, con intencionalidad, autoridad y disciplina. A nivel astrológico la energía yang está representada por el Sol, Marte y Saturno. El Sol representa el espíritu, la creatividad, la intencionalidad y la autoridad. Marte, sin embargo encarna la iniciativa, la energía activa, el valor y la decisión, pero también la agresividad, la temeridad, la hostilidad y la violencia. Mientras que Saturno por su parte tiende a la separación y al orden sistemático, a lo represivo y lo intimidatorio.

Mientras que la energía femenina o yin, equivale en la tradición china la energía centrífuga. Es una fuerza expansiva que estimula la unión de partes aisladas y la cohesión. Se asocia con el hemisferio derecho del cerebro, que recibe la información de forma analógica, concreta y temporal. A diferencia de la energía yin, no es racional sino intuitiva y tiende a ver las cosas en su totalidad. Le corresponden los elementos Tierra y Agua. A nivel astrológico está representada por la Luna y por Venus. Las cualidades asociadas con Venus son la alegría, el placer, la apreciación de la belleza y la armonía. Pero también puede convertirse en vanidad, pereza y hedonismo.
La energía femenina permite la aceptación espontánea del sufrimiento, de las necesidades, de la ruptura, del caos, el vacío o la destrucción.
Para desarrollar la parte femenina se requiere estar receptivo. Abrirse al caos, al inconsciente, a la magia de la vida. Abandonar la necesidad de control para entregarse a lo desconocido, a lo nuevo.

No podemos madurar plenamente a menos que exploremos y desarrollemos tanto nuestro potencial masculino como femenino más allá de cualquier estereotipo. Hacerlo nos permitirá tener una vida más plena. Lograremos reconciliarnos con nuestras dos partes, seremos más ricos como seres humanos, espontáneos y arriesgados. Pero esto solo sucederá siempre y cuando encontremos el equilibrio entre nuestras dos facetas, sin que ninguna de las dos ostente el monopolio de la ternura o la agresividad, la receptividad o el poder. Pues si esto sucede corremos el riesgo de quedar dominados por nuestra energía contraria pudiéndose dar el caso, por ejemplo, de que haya un hombre que habiendo cultivado en exceso la dulzura y la ternura sea incapaz de adoptar una posición de firmeza perdiendo así el contacto con sus cualidades masculinas innatas.