La vela amarilla simboliza el comercio, el orden, la lógica y las relaciones humanas. Da forma a las ideas y los pensamientos y se le considera la vela de los medios de comunicación. Es una vela de gran ayuda en los rituales orientados a conseguir intercambios comerciales de todo tipo. Respecto a la salud, esta vela tiene capacidad para proteger los pulmones y los bronquios, el sistema cerebral, los intestinos y la lengua.
Es la vela de Virgo y Géminis, dos signos que aunque son tan distintos que pueden llegar a odiarse, se apoyan mutuamente hasta el punto de que entre ellos puede llegar a florecer el amor. Ambos signos se encuentran regidos por el mismo planeta, Mercurio, y por ello este es también el planeta correspondiente a la vela amarilla.
Para realizar nuestro ritual encenderemos la vela amarilla un miércoles, día del comercio y la actividad, a partir de la cuarta hora desde la salida del Sol. Escribiremos en un trozo de papel blanco con tinta amarilla el nombre de Rafael, arcángel de la vela amarilla, mantenedor del fuego eterno y portador de razones lógicas. Además, escribiremos en otro papel el número cuatro, símbolo de esta vela y que ayuda a transformar lo espiritual en algo físico.
Después pronunciaremos la siguiente oración:
Me dirijo a tí, Padre Celestial, en el nombre de tu hijo el arcángel Rafael, y te suplico de tu gran amor hacia nosotros tus hijos amados, que se haga posible… (aquí explicaremos cuál es nuestro deseo o petición)
Gracias, bendito sea tu nombre, por los siglos de los siglos. Amén
Si queremos reforzar aún más nuestro ritual con la vela amarilla podemos utilizar más elementos que guardan relación mágica con ella. Bastará con tenerlos presentes mientras realizamos el ritual. Como mineral podemos utilizar la ágata, como flor las rosas amarillas, la valeriana o el espliego si nos decantamos por usar plantas, el mercurio como metal y el sándalo como perfume. Con echarnos unas gotas en las manos antes de empezar será suficiente.