Las rupturas sentimentales son algo totalmente cotidiano. Todo el mundo las ha vivido alguna vez en su vida, pero en este caso la experiencia previa no suele servir para enfrentarse con más fuerza a la misma situación cuando esta se repite.
Lo más habitual tras toda ruptura es pasar por una fase de duelo, tristeza, angustia y fracaso en el que nuestra cabeza está llena de reproches y preguntas. Salir de esta situación no es tan complicado ni largo como pueda parecernos en un primer momento. Simplemente pasa por tener clara una premisa: lo mejor de nuestra vida está aún por llegar. Si tratamos de ver de forma positiva esta fase tan dolorosa nos daremos cuenta de que puede ser una oportunidad de oro para madurar y crecer interiormente.
Durante la fase de duelo, podemos sentir que necesitamos volver a enamorarnos. Pero es importante que hayamos cerrado ese capítulo de nuestra vida para comenzar a escribir uno nuevo. Si buscamos entregarnos a un nuevo amor para olvidar al que se marchó, es muy probable que nunca lo consigamos y que acabemos haciendo injustamente mucho daño a esa otra persona. Nuestro corazón ha de estar libre totalmente para estar preparado para amar a otra persona. Si no lo está del todo, no conseguimos nada tratando de engañarnos. Será imposible que esa nueva relación funcione.
También puede suceder que durante la etapa de duelo aparezca inesperadamente alguien que ponga patas arriba nuestra vida desatando un torrente de sentimientos y despertando de nuevo nuestra ilusión. En esta situación iniciar una relación no es fácil, pero tampoco imposible. Un error muy común es caer en las inevitables comparaciones. Huye de ellas, destiérralas por completo de tu cabeza y explica a esa persona recién llegada a tu vida tu situación para pueda decirte con honestidad si está dispuesto a tener un poco de paciencia. Si su respuesta es sí, está claro que sus sentimientos son honestos, y se merece que trates de acelerar al máximo el proceso de cicatrización de tus heridas.
Tras la ruptura y la fase de duelo lo que necesitamos es comenzar a rehacer nuestra vida lo antes posible y ello no implica necesariamente buscar una nueva pareja. Podemos hacerlo si nos apetece, por supuesto, pero en contra de lo que mucha gente cree, no es obligatorio. Hay muchas cosas que pueden llenar nuestra vida: retomar proyectos que dejamos aparcados, amistades a las que hace tiempo que no vemos, iniciarnos en algún hobbie para lo que nunca antes habíamos tenido tiempo, volver a estudiar…
Pero además de llenar nuestra vida con toda clase de planes interesantes es importante que reconstruyamos nuestra autoestima, que en la mayoría de los casos queda dañada tras una ruptura. Debemos ser capaces de valorarnos reconociendo los aspectos positivos de nuestra personalidad así como de nuestra imagen. Aprender a pontenciarlos para vernos y sentirnos bien y sacarles el máximo provecho. Aprender a liberar el magnetismo que todos llevamos dentro y por supuesto, saber dejar a un lado el miedo a sufrir en futuras relaciones. Si no lo hacemos, nos estaremos negando la oportunidad de conocer a alguien que podría ser el hombre o la mujer de nuestra vida.