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Practica la meditación

La meditación y las distintas técnicas que existen para practicarla viven un momento de auge en nuestra sociedad actual. El motivo radica en los estudios científicos que han permitido afirmar que la meditación permite curar el llamado mal del siglo XXI, el estrés.

Las técnicas de meditación nos permiten adiestrar nuestra mente, desarrollar nuestra salud emocional, cultivar cualidades mentales como la comprensión, y el amor así como acabar con los estados mentales que bloquean dichas cualidades.

Existen muchas técnicas de meditación que proceden de distintas tradiciones, pero podemos agruparlas todas en estas cuatro categorías: meditación de concentración, receptiva, analítica y generativa.

Dentro de cada una de ellas existen diferentes tipos de métodos para practicar la meditación. A continuación exponemos varias formas alternativas a la clásica práctica de la meditación basada en una postura de relajación de inicio, ejercicios de respiración, concentración y meditación profunda de una cuestión.

Varias personas practican ejercicios de meditación

- Hacer lo que nos gusta
Hacer lo que nos gusta siendo conscientes de ello puede ser una forma de meditación totalmente válida. La meditación no reside en la actividad en sí, sino en la atención que pongamos en realizar tal actividad. Cualquier actividad de nuestra vida cotidiana puede convertirse en meditación cuando la abordemos con la intención de desarrollar nuestra concentración, claridad, compasión o sabiduría. Es importante que cada vez que se disperse nuestra concentración (sucede con frecuencia) volvamos a reconducirla suavemente. Solo tenemos que relajarnos y sonreír. Una vez terminemos la actividad que estábamos desarrollando es clave tomarnos un tiempo para la reflexión.
Incluso las tareas que tenemos que realizar diariamente y que no nos gustan pueden servirnos para desarrollar nuestra mente e incrementar la profundidad de nuestra concentración.
- Escuchar
Se trata de escuchar el mundo que nos rodea, silenciando nuestro diálogo interno. No hay que tratar de identificar los sonidos, sino simplemente escuchar de un modo relajado, sin tensión, sin control, dejando que fluyan los sonidos. Como si quisiéramos encontrar en ese universo de sonidos la respuesta a nuestras cuestiones más profundas.
- Utilizar nuestros pensamientos
Hay quien considera que los pensamientos no pueden utilizarse en la meditación porque precisamente son una distracción para la práctica de meditación, pero lo cierto es que pueden ser un objeto de meditación interesante y efectivo. Para meditar a través de los pensamientos necesitamos aprender a etiquetar los distintos tipos de pensamiento: recuerdos, fantasías, proyectos.... No se trata de que generemos nuevos pensamientos de nuestros pensamientos, ni tampoco de que los juzgues como buenos o malos.
- Caminar meditando
Andar siendo conscientes de ello es una excelente técnica de meditación, especialmente en momentos en los que la mente está tan alterada que somos incapaces de permanecer en silencio. Debemos ser conscientes de la secuencia de movimientos que llevamos a cabo al caminar: levanto un pie, lo muevo, lo pongo en el suelo y cambio el peso de mi cuerpo… La meta no es llegar a ninguna parte, sino ser consciente del fluir de nuestro movimiento.
- Comer meditando
Practicar la meditación mientras se come puede resultar muy revelador. Hay muchos procesos que cuando comemos se activan en la mente y en el cuerpo. Si centramos nuestra atención en la secuencia de procesos (vemos la comida, tenemos la intención de comérnosla, la pinchamos con el tenedor, la masticamos, saboreamos y tragamos...) podemos desarrollar una profunda comprensión de nosotros mismos.

Todas estas actividades nos sirven para que nos demos cuenta de que no somos más que una secuencia de sucesos. A medida que seamos capaces de distanciarnos de estos procesos que forman parte de nosotros, podremos empezar a cambiar esos malos hábitos que tenemos (tensión, ansiedad, etc) y que nos limitan tanto en nuestra vida diaria y nos impiden ser felices.