Realizar de forma regular una actividad física resulta una práctica muy beneficiosa para prevenir enfermedades y nos proporciona una extensa lista de beneficios. En definitiva, se convierte en una práctica divertida que nos permite ganar salud.
Existe una gran variedad de deportes y disciplinas físicas entre las que fácilmente encontraremos el que mejor se adapta a nuestros gustos:
- Ejercicios aeróbicos: apoyan el sistema cardiovascular. Correr, nadar, remar, patinar… proporcionan vigor y seguridad.
- Ejercicios de fuerza: trabajan la musculatura a nivel de tono y resistencia. Las pesas, las paralelas, etc. En este grupo se incluyen también las artes marciales (aikido, judo, karate, taekwondo, etc.) que además de fuerza, habilidad y concentración enseñan un código moral de respeto al oponente.
- Ejercicios de estiramiento y conciencia: tonifican y amplían el movimiento. Como por ejemplo el béisbol, el lanzamiento de disco, el salto de altura o de longitud…
- Ejercicios de respiración y relajación: calman y procuran bienestar general. Ejemplos de este tipo de ejercicios serían los planteados en disciplinas como Pilates, yoga, tai-chi, etc.
Cualquier edad es buena para comenzar a practicar ejercicio con regularidad, siempre que éste se adapte a dicha edad a la condición física de cada individuo.
En cuanto al lugar donde entrenar, podemos hacerlo al aire libre, en un gimnasio (en este caso es mejor empezar por los ejercicios de baja intensidad) o en casa. En este último caso es recomendable hacerlo en una habitación ventilada variando la orientación del cuerpo hacia las cuatro direcciones. En cuanto a la periodicidad se recomienda comenzar por una vez a la semana para después de dos meses pasar a dos veces de entrenamiento por semana. Pero si no se dispone de tiempo suficiente es mejor entrenar una vez cada quince días, que no hacer nada de ejercicio. No conviene tampoco obsesionarse con el entrenamiento diario. Si un día no se puede entrenar no hay que darle más importancia y simplemente entrenar el siguiente día marcado.
Respecto a la forma de entrenar, podemos entrenar en compañía, lo cual siempre facilita el entrenamiento y nos enseña a competir, saber ganar y perder. Así como también en solitario. Con esta opción es más duro ser constante pero si se consigue gracias a la concentración, la respuesta del cuerpo y de la mente es más rápida. Lo ideal es comenzar el entrenamiento poco a poco añadiendo potencia, velocidad y fuerza paulatinamente.
Respecto a las ventajas que nos proporciona la práctica deportiva, podemos clasificarlas en biológicas y psicológicas.
VENTAJAS BIOLÓGIAS:
- Mejora la forma y resistencia física.
- Regula la presión arterial.
- Incrementa o mantiene la densidad ósea.
- Mejora la resistencia a la insulina.
- Ayuda a mantener el peso corporal.
- Mayor energía, vitalidad y capacidad de trabajo Cuando se tiene un buen estado físico, el cansancio es menor y también se tiene mayor energía durante el día.
- Mejora el tono de los músculos, puesto que los fortalece y ayuda a su desarrollo muscular.
- Mejora la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones.
- Reduce la sensación de fatiga.
- Mejora el sueño puesto que permite una mayor relajación y una menor tensión nerviosa lo que ayuda a dormir mejor.
VENTAJAS PSICOLÓGICAS:
- Aumenta la autoestima puesto que mejora la imagen que tenemos de nosotros mismos.
- Combate el estrés y favorece relajación
- Reduce el riesgo de padecer depresión.
- Aumenta el estado de alerta.
- Ayuda a combatir la ansiedad puesto que podemos convertir el ejercicio en meditación. Para ello es necesario permitir a nuestra mente centrarse en lo que hacemos sin esfuerzo, dejándola libre para tomar conciencia del movimiento, de los pensamientos que nos acompañan y del entorno.
- Disminuye el número de accidentes laborales.
- Incrementa el bienestar general.
- Nos ayuda en la tomar decisiones en la vida cotidiana.