Cometer errores, equivocarse, volver a equivocarse, acertar… todo forma parte del proceso de aprendizaje de la vida y que está protagonizado por el cambio, puesto que la vida es cambio. Con los años cambia nuestro físico, nuestros músculos y huesos, cambian nuestras opiniones, nuestra forma de sonreír o de amar y por supuesto cambia nuestra forma de ver la vida. Cambiamos porque es la forma de mantenernos vivos, pero esto no significa que no nos reconozcamos en quienes fuimos en el pasado, sino que simplemente, ampliamos nuestra perspectiva.
Cuando somos jóvenes nos mueven las pasiones y los grandes ideales. Ignoramos las cosas concretas, las sensaciones concretas, los sentimientos concretos. Tendemos a ver el mundo exterior a través de la vaguedad, de lo informulado, de lo irreal. Pero la vida va haciendo su trabajo y poco a poco vamos adquiriendo el sentido de lo real y sus recompensas.
Aunque también sucede que en la madurez perdemos la capacidad innata para modificar nuestra propia conducta. Nuestra mente se vuelve más rígida para preservar lo que somos pero sin embargo la vida sigue cambiando alrededor. Por lo que si no mantenemos abiertas nuestras capacidades corremos el riesgo de sentirnos fuera del mundo y de nosotros mismos. Para seguir aprendiendo de la vida necesitamos seguir cultivando cinco cualidades esenciales: humildad, puesto que la vida siempre nos puede sorprender; curiosidad por todo aquello que es distinto a nuestra forma de vivir; entrega, puesto que es la forma de enriquecernos con las sensaciones y emociones que experimentemos; aceptación para aprender a asumir lo que la vida nos dé; e ilusión por las cosas nuevas que vivamos y aprendamos.
La vida nos proporciona experiencias que vamos adquiriendo y, junto a otras de las que obtenemos conocimiento, se convierten en auténticas lecciones de vida. Éstas son algunas de ellas.
- "Cada día cuenta" Lo que hacemos, lo que vivimos día a día, es lo que mejor nos explica quienes somos y lo que puede convertirse en la motor de cambio cuando la vida nos ponga a prueba o nos lleve por el desconcierto.
- "Comprende en lugar de juzgar" Juzgar a los demás, juzgar sus comportamientos y creencias es una tentación en la que es fácil caer, pero si en su lugar logramos comprender a la gente y las motivaciones que les guían en la vida lograremos ser más felices. Al fin y al cabo esto lo que nos gustaría que hicieran con nosotros ya que nuestra forma de actuar esconde siempre una serie de decisiones complejas y siempre están motivadas por muchas circunstancias como para que puedan ser juzgadas con acierto desde un punto de vista cortante y frío.
- "Implícate en el mundo" Interésate por lo que te rodea, por lo que pasa cerca y lejos de tu mundo. A veces tomarse la molestia de implicarse en el mundo es incómoda, porque siempre hay un precio que pagar pero siempre hay también una recompensa que suele ser mayor.
La felicidad hay que ganársela. No podemos sentarnos a esperar que nos caiga del cielo aquello que nos haría felices. La felicidad de alguna manera hay que merecerla para obtenerla. No admite trampas, hay que esforzarse. para ser felices tenemos que cultivar nuestro jardín. Día a día labrar nuestras amistades, cuidar a las personas a las que amamos, hacer bien el trabajo y procurar encontrar satisfacción en él.