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La toxemia

Los expertos definen la toxemia como la intoxicación del medio de vida en el que se desarrollan las células. Es decir, que toxemia significa presencia de toxinas en la sangre.

La toxemia está estrechamente relacionada con el concepto de la energía vital. Ésta es la fuerza que tienen las especies animales para llevar a cabo las características propias de todo ser vivo: respirar, comer, reproducirse…
En el caso de los seres humanos, la energía vital es la vitalidad de que disponemos para llevar a cabo toda clase de tareas y se reduce o aumenta en función de nuestros hábitos de vida (alimentación, estrés al que estamos sometidos o el tipo de relaciones interpersonales que mantenemos).

Directamente relacionado con el concepto de energía vital, está el de enervación. Consiste en la reducción de la energía vital hasta el punto de que no es suficiente para llevar a cabo las funciones vitales y entre las que se encuentra la eliminación de toxinas que llevan a cabo el hígado, los riñones, los pulmones, la piel y el intestino. Por ello una falta de energía vital o enervación, está directamente relacionada con la aparición de toxemia.

Mujer con toxemia

Existen dos tipos de toxemias:
- La toxemia endógena o autotoxemia: Está generada por la incapacidad de nuestro organismo para evacuar al exterior los detritus orgánicos, provocando con ello la intoxicación de la sangre y la linfa. Suele estar provocada por los factores externos.
Pero la autotoxemia puede estar provocada por la “nutrición psíquica”, es decir, por las emociones, impresiones, sensaciones y pensamientos negativos que afectan a nuestra energía vital. Un ejemplo de esto sería cuando a causa de una gran preocupación nos duele el estómago.

- La toxemia endógena o exotoxemia proviene del medio ambiente en el que se desarrolla nuestra vida y de todo aquello que nos viene desde el exterior como la contaminación ambiental del aire, del agua, de la tierra, de la atmósfera, del ambiente sonoro, las líneas de alta tensión cerca del hábitat humano, la radioactividad de las centrales nucleares, etc.
Pero también del exterior viene la alimentación. Son especialmente tóxicos los alimentos muy procesados o desvitalizados por la industria (ricos en conservantes, aromatizantes, colorantes, estabilizantes, etc), los alimentos vegetales que han sido tratados con pesticidas o las carnes con hormonas, los excitantes y estimulantes (café, tabaco, café, té, azúcar, caramelos…), las drogas de todo tipo (cocaína, éxtasis), los tratamientos médicos agresivos, los fármacos utilizados indiscriminadamente o incluso también, ciertas influencias astrales.

La mejor forma de evitar la toxemia es generar más energía vital, puesto que cualquier enfermedad se manifiesta cuando el medio ambiente y los hábitos personales hacen que empecemos a consumir más energía vital de la que producimos. Para generar más energía vital podemos:
- Masticar bien los alimentos, no beber durante las comidas (porque se diluyen los jugos gástricos), tomar alimentos sanos, poco procesados y procedentes de cultivo biológico.
- Realizar ejercicio de forma regular y tomar con asiduidad baños de sol, agua y aire.
- Mantener una adecuada higiene corporal y prestar especial atención a la postura de nuestra columna vertebral.
- Controlar nuestros pensamientos y emociones negativas (dañan a los demás y también a nosotros mismos), despertar la conciencia, aumentar nuestro crecimiento interior, practicar la meditación, eliminar las prisas y la indecisión y practicar la Ley del Amor.
- Realizar actividades creativas (artes, manualidades, bricolaje).
- Respetar los ciclos de trabajo y reposo de nuestro cuerpo y tratar de encontrar la armonía en el entorno laboral (hacer lo que nos gusta y disfrutar con lo que hacemos).
- Mantener una buena comunicación con nuestra pareja.

Además de los mencionados anteriormente, es muy importante equilibrar nuestros centros energéticos: intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual. Pues a menudo tendemos sobrecargar uno en concreto. Así, si por ejemplo nuestro centro intelectual está sobrecargado, es mucho mejor pasar a realizar una actividad motora (practicar un deporte) o emocional (tomar algo con un amigo) que agotarlo con más actividad intelectual.