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La quiropraxia

La quiropraxia es una ciencia que se encarga de la curación de patologías a través de la manipulación de la columna vertebral.

Descubierta a mediados del siglo XIX por el médico canadiense Daniel David Palmer, afirma que la columna vertebral es el centro de donde emanan los flujos nerviosos hacia el resto del cuerpo, el eje de la vida del que surgen los flujos nerviosos hacia todos los lugares del organismo.

Es por ello que la quiropraxia considera que al manipular la columna se pueden prevenir o curar numerosas enfermedades puesto que cualquier dolor en algún órgano del cuerpo humano puede tener su origen en la columna. Algunas patologías incluso, enfermedades que otras terapias alternativas como la acupuntura o la reflexología no logran solucionar o lo hacen muy despacio. Este tipo de dolencias con las que es muy efectiva la quiropraxia son muy variadas y pueden ir desde una contractura muscular, pasando por una hernia discal o una desviación de columna.

mujer sometiéndose a un tratamiento de quiropraxia

A lo largo de la historia de la quiropraxia ha habido dos corrientes teóricas opuestas. Una que consideraba que todas las enfermedades proceden de la afectación del occipucio y del atlas, y otra que afirmaba que es en la articulación sacroilíaca donde se sitúa la única causa de las perturbaciones patológicas. Actualmente estas dos corrientes prácticamente no se usan y los quiroprácticos modernos se apoyan en los conocimientos científicos.

Cualquier tratamiento de quiropraxia se inicia obligatoriamente comprobando que no existen posibles fijaciones o subluxaciones entre la zona cervical y la zona lumbar.

Tras esto, el quiropráctico se encarga de localizar la parte de la columna vertebral que corresponde al órgano enfermo (pues todos los órganos y partes del cuerpo se hallan en correspondencia con la columna vertebral). El tratamiento consiste en la utilización de técnicas de manipulación articular sobre hasta que recupera la movilidad completa de la zona. Normalmente las patologías de tipo crónico se abordan con una dos sesiones de quiropraxia a la semana, y una vez el paciente experimenta una cierta mejoría, una sesión cada siete o diez días.

La quiropraxia se sirve también de la kinesiología (técnica de diagnóstico que considera que existe una relación entre los músculos y los órganos y sistemas de nuestro organismo) para determinar si la enfermedad de la que se encuentra aquejado el paciente es solo estructural o si existe algún otro factor bioquímico, emocional o energético que la provoca. Utiliza además otros métodos de diagnóstico más convencionales como radiografías, análisis así como también técnicas de relajación de los tejidos y dietética.

Sin embargo y pese a sus beneficios para curar ciertas enfermedades la quiropraxia no resulta adecuada para todo el mundo. Está desaconsejada para quienes tienen una baja densidad ósea. Es decir, personas aquejadas de reuma, osteoporosis, descalcificación ósea, diabetes, cáncer, hipo o hipertiroidismo, menopausia y personas de edad avanzada.