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La danza como terapia

A lo largo de la historia, la danza siempre ha tenido un papel importante en todas las culturas. De hecho en las culturas primitivas, era una forma de expresión social y también estaba muy presente en rituales y ceremonias religiosas.

La danza, como actividad física, aporta numerosos beneficios para la salud: tonifica los músculos, evita el desgaste de la masa ósea, activa la respiración, mejora el ritmo cardíaco y la circulación sanguínea… y se puede practicar a cualquier edad.

Pero la danza también puede ser utilizada como terapia a través de disciplinas como la danzaterapia, biodanza, los cinco ritmos o el movimiento expresivo. En todos los casos el objetivo de la danza es el mismo: encontrar el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el alma eliminando las barreras que nos bloquean, acabando con el estrés, mejorando nuestra autoestima y también nuestras relaciones sociales.

La danza como terapia en cualquiera de sus formas se orienta en definitiva hacia un viaje al interior en busca del crecimiento personal. Para practicar la danzaterapia, biodanza, los cinco ritmos o el movimiento expresivo no es necesario tener ritmo o conocimientos de danza previos puesto que en este tipo de disciplinas se aplica más la psicología que el movimiento y cada uno idea su danza exterior con el objetivo de fortalecer su danza interior.

- Danzaterapia
Utiliza la música y la danza para llegar al conocimiento interior del individuo, que unifica cuerpo, mente y alma mediante el movimiento, la postura corporal y la utilización del espacio. La improvisación juega un papel fundamental en la danzaterapia ya que se utiliza para dar rienda suelta a los impulsos y expresar el estado de ánimo.
Está especialmente indicada para quienes padecen fobias, dolores crónicos, migrañas, inseguridades o problemas de comunicación en sus relaciones. Así como para personas con adicciones o problemas de carácter psicológico.
Su práctica mejora el estado de ánimo puesto que favorece el autoconocimiento y la confianza en uno mismo.

- Biodanza
Se centra en que las emociones emerjan y sean expresadas a través del cuerpo a fin de encontrar la felicidad. Su objetivo es mejorar las relaciones humanas y la comunicación, suprimiendo miedos e inseguridades y aprendiendo a compartir los sentimientos con el fin último de vivir en armonía y recuperar "la danza de la vida".
Es algo más que bailar, busca aprender a confiar en nuestro propio instinto, suprimir las reacciones erróneas frente a situaciones cotidianas y transformar los pensamientos negativos en positivos para recuperar el interés por la vida.
Existen terapias especializadas de biodanza enfocadas a niños, adolescentes o personas en riesgo de exclusión.

- Los cinco ritmos
Su objetivo es la profundización en uno mismo a través del movimiento corporal. Se practica como una secuencia musical que representa el recorrido de la vida en cinco niveles de ritmo: Fluido, que representa la naturaleza femenina; Staccato, que se identifica con la naturaleza masculina; Caos, que sería el ritmo de la adolescencia; Lírico, el dejarnos llevar y Quietud, que representa la integración.
Los cinco ritmos permiten liberar emociones reprimidas y favorecen la aceptación de los mismos. Nos enseñan a reconocer nuestras propias emociones negativas y a vivir los acontecimientos que las provocan sin involucrarnos en ellas. Esta disciplina nos hace también más tolerantes y nos enseña a no juzgar a los demás.

- El movimiento expresivo
Esta disciplina intenta que quienes la practiquen consigan llevar una vida más plena y de mayor calidad tratando de acabar con los bloqueos energéticos que tan a menudo afectan a nuestra energía y nuestra salud. Trabaja la expresión integral del ser humano centrándose en la liberación de la mente con el objetivo de que el alumno consiga ser uno mismo, fomente su optimismo y recupere su energía vital. El movimiento expresivo resulta muy adecuado para quienes poseen bloqueos emocionales a consecuencia de haber vivido experiencias traumáticas.