Horóscopo de Hoy

El tronco: nuestro centro vital

La armonía y el equilibrio de nuestros movimientos depende de la estabilidad que nos ofrece el tronco. De él arranca el impulso de todas las acciones. La energía que nace en el tronco se irradia hacia las extremidades y es vital tanto para desplazarse como para interactuar con las fuerzas de la naturaleza.

Comprende desde la base del cuello hasta la cadera. Es la parte más voluminosa del cuerpo y puede llegar a pesar alrededor de la mitad del peso corporal. Su contorno está definido por el pecho, la cintura y las caderas, correspondientes internamente al tórax, el abdomen y el vientre.
- El pecho: es la zona con la que hacemos frente a las situaciones de la vida. Representa al yo / mío con sentido de identidad, como cuando nos tocamos en el centro del pecho para indicar que algo nos afecta. En esta zona del cuerpo albergamos los anhelos de triunfar y conseguir nuestras metas. Nos sentimos seguros y sacamos pecho para presumir, desafiar o mostrar entusiasmo mientras que por el contrario lo hundimos cuando sentimos inseguridad, temor o tristeza.

- La zona abdominal: en ella se procesan los alimentos y las emociones. El abdomen es el lugar donde se digieren las experiencias que la vida nos ofrece. En él se manifiestan las sensaciones físicas de vacío y plenitud. La cintura abdominal proporciona un centro de fuerza que se extiende hasta las extremidades.

- El vientre: situado en la parte más baja del tronco, nos conecta con nuestro yo ancestral. Los instintos primarios surgen desde el vientre sin consultar a la mente. El vientre es sede del arraigo y de la supervivencia y encarna la potencia vital.

Tronco y órganos interos

En la parte posterior del tronco, encontramos la espalda, que constituye nuestro respaldo y es el eje central del cuerpo, definido por la columna vertebral. Cumple la delicada función de proteger a la médula espinal, por la que discurren las dos grandes ramas del sistema nervioso autónomo: el sistema simpático y el parasimpático. Mientras que el simpático estimula la actividad física y mental, predisponiendo a la persona a salir al exterior y proteger el interior, el parasimpático calma el cuerpo y la mente, estimulando las funciones básicas e induciendo estados de relajación y bienestar.

En el interior del tronco se alojan los principales órganos vitales.
- El corazón: centro de la circulación sanguínea, controla el movimiento de la sangre y asegura un flujo sanguíneo uniforme por todo el cuerpo. Su órgano sensorial es la lengua y su secreción, el sudor. Sus tejidos corporales son los vasos sanguíneos. Se asocia a la alegría. Cuando está débil algunos de sus síntomas son: alteraciones psíquicas, trastornos digestivos, endocrinos o sexuales, abatimiento, sudoración espontánea o anormal, palidez, etc.

- Los pulmones: gobiernan la energía vital que procede del aire y de la energía de los alimentos. Se asocian a la tristeza, su órgano sensorial es la nariz y su secreción, la nasal. Sus tejidos corporales son la piel y el pelo. Los problemas pulmonares producen dolor en el pecho, alteraciones en la circulación sanguínea o trastornos en la piel como poros dilatados.

- El hígado: almacena la sangre y regula su caudal y está relacionado con la capacidad de movimiento y flexibilidad. Está vinculado con la ira. Sus tejidos son los tendones y los ligamentos. Las disfunciones hepáticas pueden verse reflejadas en trastornos oculares, así como en estados de nerviosismo, susceptibilidad, depresión o limitación de movimientos.

- El bazo: sus función es la de transformar la energía refinada para que los músculos y las extremidades posean el tono y forma correctos. Se asocia con la preocupación, su órgano sensorial es la boca y su secreción, la saliva fluida. Sus tejidos son los músculos. Las alteraciones de este órgano se manifiestan en trastornos digestivos, fatiga muscular o hematomas espontáneos.

- Los riñones: regulan el equilibrio del agua y de los líquidos del cuerpo. Están asociados al miedo, su órgano sensorial es el oído y la secreción la saliva viscosa. Sus tejidos vinculados son los huesos. Los problemas renales pueden producir incontinencia urinaria, dolor de espalda, debilidad en las rodillas, sordera, etc.