Horóscopo de Hoy

El poder de la autosugestión positiva

Al igual que la publicidad, los medios de comunicación o los gobiernos pueden sugestionar nuestro pensamiento para que pensemos de una determinada manera, todos podemos sugestionarnos a nosotros mismos de forma positiva para obtener beneficios.

Podemos por ejemplo, recordar situaciones pasadas en las que fuimos valientes o las cosas salieron muy bien cuando necesitemos aumentar la seguridad en nosotros mismos, ser más valientes y decididos u optimistas. Y es que el poder del optimismo es muy grande. Nos permite concentrarnos mejor en nuestro trabajo, obtener mejores resultados, tener unas relaciones con quienes nos rodean más satisfactorias y aumenta la confianza en nosotros mismos.

Podemos modelar nuestro propio estado mental, nuestro carácter y los gustos, hacer desaparecer la tensión nerviosa, eliminar dolores, migrañas, temores, cólera excesiva, insomnio, etc, a través de la sugestión positiva. Solo necesitamos por un lado, convencernos de que somos más fuertes que nuestros problemas, y por otro, que conseguiremos el éxito.

Podemos cambiar nuestro carácter con este ejercicio. Se trata de hacer una lista de las características que nos gustaría poseer (paciencia, buen humor, simpatía, etc.) así como de las metas que pretendemos conseguir. Después solo tendremos que autosugestionarnos o automotivarnos repitiendo periódicamente el mensaje de aquello que queremos conseguir hasta que llegue a lo más profundo de nuestra mente para llegar finalmente a convertirse en una realidad. Es probable que el proceso no sea tan rápido como nos gustaría, pero debemos saber que cuando se trata de controlar la mente en cualquiera de los diferentes campos, es imprescindible tener mucha paciencia y perseverancia.

La autosugestión es más potente en los estados de autohipnosis que de vigilia. Existen muchos métodos de autohipnosis. La oración ferviente o la meditación son ambas formas de autohipnosis, puesto que conducen a la persona a un estado en el que resulta prácticamente imposible distraer la atención.

Pero la autosugestión también produce cambios somáticos objetivos. La estimulación del sistema nervioso pueden influir en todo el cuerpo. La sugestión, en estado de hipnosis, puede hacer variar la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca o la composición química de la sangre. Por ejemplo, la sugestión de que un paciente hipnotizado ha bebido muchos líquidos puede producirle que sienta ganas de ir al baño. Pero no es necesario entrar en estado de hipnosis para comprobar estos efectos. Podemos verlo cuando al sentir timidez enrojecemos o cuando tenemos miedo y nos sube la presión sanguínea. Existen muchas enfermedades que desarrollamos como consecuencia de una tensión continuada del sistema nervioso: asma, diarrea, úlceras, hipertensión, alergias… Precisamente de aquí se desprende la posibilidad de que la influencia psicosomática de la sugestión pueda orientarse a la autocuración, permitiéndonos sanar enfermedades o al menos, aminorar los síntomas de enfermedad.