Horóscopo de Hoy

El poder curativo del sonido

Sabemos que el sonido se produce como consecuencia del movimiento vibratorio de un cuerpo transmitido a través del medio en el que se encuentre (por ejemplo, el aire).

Existe una teoría sobre el universo llamada la concepción vibracional del universo que afirma que cada unidad que conforma el universo (un ser vivo o un objeto) posee una frecuencia vibratoria característica determinada a su vez, por la frecuencia en la que vibran cada una de sus partes y por la forma en que dicha frecuencia se propaga. Esa frecuencia vibratoria puede convertirse en una fuente de curación y transformación muy potente.

El origen de esta concepción vibracional del universo podemos encontrarlo en las antiguas civilizaciones y culturas en las que cantaban a Dios produciendo sonidos armónicos. Los sonidos armónicos son sonidos agudos producidos por la resonancia de un sonido fundamental y que por ello guardan una relación característica con éste.

Encontramos ejemplos en los chamanes, que utilizaban el sonido y la voz a la hora de comunicarse y viajar al mundo espiritual. Los aborígenes australianos utilizaron los sonidos armónicos a través del didgeridoo, un instrumento de viento madera de sonido muy característico. También en el canto Hoomi o "canto de la garganta" típico de Mongolia se utilizaban los armónicos vocales. Los monjes tibetanos continúan utilizando los sonidos armónicos en sus rituales tántricos para contactar con lo espiritual. Se trata de sonidos que reproducen el de los cuentos tibetanos. Otras religiones como el judaísmo o el islam, también han practicado el canto con fines curativos y para conectar con la energía divina.
En la tradición católica encontramos un ejemplo del uso de armónicos en el canto gregoriano de los monjes. El cual se ha vinculado a efectos neurológicos beneficiosos.

Una cuenco tibetano

La creación de sonidos armónicos está al alcance de cualquiera y con ello, la posibilidad de que seamos capaces de producir sonidos con los que alinear nuestro cuerpo, nuestros chakras y campos energéticos.

Crear una nota vocal, mantener su vibración en la garganta o en las fosas nasales según resulte conveniente, y hacer variar la intensidad de sus armónicos mediante alteraciones de resonancia en la cavidad bucal no es complicado. Sí lo es aprender a usarlos para armonizar, resonar y transformar el entorno vibracional y a nosotros mismos.

La complejidad reside en que los sonidos armónicos que produzcamos deben ir acompañados de un sonido interno, de una intención curativa. Ese sonido curativo podrá ser proyectado hacia otra persona o hacia a las partes de nuestro cuerpo que necesiten ser equilibradas. Pero además, entre los efectos del canto de armónicos vocales, está también la reactivación del sistema nervioso central y la corteza del cerebro.