Horóscopo de Hoy

Amar con inteligencia

Les sucede a muchas parejas que con el tiempo mantienen su relación gracias a la resignación. Se niegan a afrontar que no funciona y prefieren vivir en la ignorancia y el autoengaño de no cuestionarse si son realmente felices puesto que si su pareja les quiere, eso es suficiente para seguir a su lado.

Esto sucede porque el ser humano en general está acostumbrado al sufrimiento hasta el punto de que la mente puede llegar a habituarse a la tristeza y la ansiedad hasta considerarlas normales pero mientras lo hace vive dejando la vida pasar, con un sinsabor permanente.

Existen tres síntomas indiscutibles que confirman que una relación está funcionando desde la resignación y que por tanto no nos hace felices: empezamos a envidiar a otras parejas que son felices, sentimos con fuerza el recuerdo de viejos amores (e incluso podemos llegar a ponernos en contacto con ellos) y nos cuestionamos con fuerza e insistencia si nos hemos enamorado de la persona equivocada.

Junto con estos, existen también indicadores emocionales como son tristeza, depresión, desgana, querer estar constantemente con otras personas, ansiedad, aburrimiento, sentirse atrapado, sentirse bien cuando la pareja se aleja, insatisfacción con las relaciones sexuales, bajada de nuestra autoestima… todos estos síntomas tienen un factor en común: la insatisfacción.

Pareja feliz

Aunque estos síntomas puedan ser evidentes de que la relación no es satisfactoria, quienes la viven no son capaces de tomar la decisión de terminar con la relación tan fácilmente. La explicación está en que nuestra mente duda y se acobarda. Existe una pugna entre emoción y razón en la que tratamos de alimentarnos del recuerdo de los buenos momentos para continuar adelante con la relación.

Debemos ser conscientes de que tenemos derecho a la felicidad, de modo que no debemos resignarnos a una vida insípida que no nos llene por completo. Podemos ser felices y amar sin sufrimiento y existen una serie de consejos para conseguirlo:

- Dialoga: si algo no va bien con tu pareja, dialoga con ella de un modo comprensible, sincero y verdadero. Si se niega a hacerlo quizá no debas seguir perdiendo tu tiempo. Aunque esta norma admite por supuesto una gran excepción y son los comportamientos violentos. Ante ellos, las palabras sobran.

- No esperes cambios milagrosos: esperar un cambio radical y milagroso en otra persona solo conduce a una espera angustiosa porque ese cambio nunca llegará. Es mejor que no te hagas falsas ilusiones y seas realista porque de lo contrario podrías acabar esperando días, meses o incluso años.

- Comprométete contigo misma: plantéate cuáles son tus objetivos, qué tipo de relación quieres (desde un punto de vista razonable), cuáles son tus proyectos principales en la vida y comprométete con ellos. El amor no tiene por qué cambiarlos.

- Exige respeto: eres una persona y como tal mereces que te respeten. No puedes exigir a una persona que te ame, pero sí que te respete y sea honesta contigo.

- Cultiva el buen amor: el buen amor ha de ser recíproco, la reciprocidad es la base de un amor justo. Las relaciones afectivas se alimentan del intercambio. No se trata de egoísmo sino de altruismo recíproco: juntos todo resulta más fácil. Además el buen amor requiere calidad y esto se traduce en solidaridad, autonomía y conjuga erotismo, amistad y compasión.

- Los sentimientos no son suficientes: es necesario sentir para iniciar una relación, pero los sentimientos no bastan para estar bien en pareja. La química del amor funciona como un empujón inicial, pero no alcanza para construir una relación estable y duradera. El amor primero nos golpea y nos atonta y después necesitamos redescubrirlo y reinventarlo si queremos que funcione.