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Los tres tipos de estrés

Todos sabemos lo que es el estrés porque en algún momento hemos creído vivirlo. Sabemos que es perjudicial para nuestra salud, pero no por ello logramos evitarlo o acabar fácilmente con él. Una de las causas por las que esto sucede es que cada persona tenemos una forma distinta de enfrentarnos a las situaciones que provocan el estrés, por ello las mismas medidas no funcionan para todo el mundo. Pero si adaptamos estas medidas a nuestro tipo psicológico, conseguiremos mejores resultados y podremos recuperar la calma interior. Los expertos identifican tres tipos psicológicos.

TIPO TENSO
Se trata de personas a las que les cuesta mucho relajarse y soltar el control. Son muy exigentes consigo mismas y nunca están satisfechos con los resultados que obtienen. Su gran reto es aprender a desconectar.
Para lograrlo les será de gran utilidad aprender una técnica de relajación como el yoga, tai- chi o el chi-kung. Cualquiera de estas técnicas le vendrá bien para alcanzar la calma. También las técnicas de biofeedback, que permiten mediante instrumentos elecŕonicos que generan señales auditivas o visuales, conocer mejor y modificar procesos inconscientes como el ritmo cardiaco o la presión arterial. Además, las personas con interés por lo espiritual pueden buscar la relajación y el reencuentro consigo mismas a través de los mantras, los rezos y la meditación.
También les será de gran utilidad encontrar una ocupación relajante. Pintar, leer... cualquiera puede ser válida mientras les resulte divertida y puedan dedicarle media hora diaria al menos.
Además de lo anterior, necesitará aprender a cultivar el pensamiento positivo liberándose de las ideas negativas que le impiden avanzar decididamente.

Los tres tipos de estrés

TIPO CAÓTICO
No consiguen poner orden en sus tareas pendientes, ni en el ámbito profesional, ni en las demás esferas de la vida. Deben evitar las tareas, cosas y relaciones que les roben energía y aprender a ordenar sus prioridades.
Necesitan mantener amistades auténticas y relaciones familiares enriquecedoras ya que éstas suponen un freno al estrés laboral, pero deben encontrar el equilibrio pues los entornos familiares asfixiantes también pueden llegar a generar más estrés.
Deben deshacerse de lo superfluo tanto en un sentido físico deshaciéndose de todos aquellos objetos que no usan como a las ocupaciones y responsabilidades que resultan una pesada carga. Hay que tender a la simplificación.
Junto con esto, les será útil plantearse los grandes objetivos que quieren conseguir en la vida e ir renovándolos anualmente pues las prioridades van cambiando con el tiempo.
Por supuesto, deben gestionar de forma eficaz el tiempo planificándolo con ayuda de una agenda y no perdiéndolo en cosas sin importancia. Además, necesitan incluir días de descanso y para uno mismo.

TIPO DESPREOCUPADO POR SU SALUD
El estrés hace que esta clase de personas descuiden su organismo (fuman, comen más o se alimentan peor, consumen más alcohol…) e ignoren las señales de alarma que le envía su cuerpo. Por ello este tipo de personas necesitan practicar algo de ejercicio aeróbico durante treinta minutos tres veces por semana. Esto hace que el cuerpo sea más resistente al estrés, ya que las glándulas adrenales se acostumbran a liberar menos cortisol durante las situaciones de tensión.
Esta clase de personas deben además protegerse de los radicales libres puesto que el estrés hace que fabriquen más, pudiendo dañar los órganos y los tejidos. Deben proteger su piel del sol, evitar los rayos UVA, dejar de fumar, evitar el exceso de radiaciones, aumentar su ingesta de antioxidantes, el betacaroteno, la vitamina E o los bioflavonoides. Así como de magnesio.


En cualquiera de los tres casos el consumo de antidepresivos no son aconsejables puesto que no resuelven las causas del estrés, pueden tener efectos secundarios muy serios y crean dependencia.