Horóscopo de Hoy

Las ventajas de no hacer nada

El ser humano es perezoso por naturaleza. Disfruta de no hacer nada, de no hacer aquellas cosas a las que está obligado, o de hacerlas sin agotarse, con la ley del mínimo esfuerzo. Esta ley tiene sus orígenes en un instinto animal, el de no malgastar las energías si no hay un beneficio. Ya nuestros ancestros nuestros podían atención en no malgastar sus esfuerzos, ya que era agotador, ni tampoco sus recursos, puesto que eran escasos.

Pero la pereza nunca ha estado bien vista. El cristianismo la considera uno de los siete pecados capitales y la sociedad actual la considera propia de personas faltas de iniciativa e intereses y a las que les sobra holgazanería y dejadez. Está mal visto socialmente que alguien en su tiempo libre se dedique a no hacer nada en lugar de invertir su tiempo en hacer algo productivo. Pero esto es un completo error, el hecho de no hacer nada constituye en sí mismo una actividad muy beneficiosa para nuestra salud.

Para empezar, nos libera de la carga de estrés que supone encadenar una actividad tras otra en nuestro tiempo libre, algo que la mayoría de las personas tienen tendencia a hacer con el objetivo de alcanzar una vida más llena y satisfactoria -y que la mayoría de las veces no consiguen de esta manera- El hecho de no hacer nada proporciona un descanso a nuestra mente, un balón de oxígeno necesario para que nuestras neuronas puedan funcionar correctamente y no caigamos en las negativas consecuencias que para nuestra salud tiene el estrés.

Mujer disfrutando de no hacer nada

Es por eso que deberíamos plantearnos de forma asidua dedicar tiempo a no hacer nada sin que por supuesto ello nos genere ningún tipo de cargo de conciencia, pues para nuestro cuerpo constituye algo tan espontáneo como es alimentarnos o respirar.

Lo que debemos hacer es planificar esos tiempos de inactividad e integrarlos dentro de nuestra vida cotidiana. Si por ejemplo estamos en el trabajo, basta con hacer una pequeña pausa cada tres horas en la que podemos tomar un café con nuestros compañeros, por ejemplo. No solo lograremos rendir con mayor eficacia sino que además reforzaremos las relaciones sociales con nuestros compañeros de trabajo. Por otro lado, si nos encontramos en fin de semana, sería bueno que nos negásemos a saturar nuestra agenda y no planeásemos más de una actividad lúdica diaria. Otra opción sería decidir disfrutar de unas vacaciones sin ir ningún lado, quedándonos tranquilamente en casa sin seguir ningún tipo de plan previsto. Durmiendo hasta que no podamos más y haciendo en cada momento lo que más nos apetezca.

Opciones para disfrutar de no hacer nada hay muchas y todas ellas nos servirán para compensar el esfuerzo físico y psicológico que realizamos todos los días a través de las múltiples actividades que llevamos a cabo. Nos servirán además, para sentirnos realmente felices y satisfechos sin la necesidad de malgastar nuestros esfuerzos en actividades que lo único que consiguen es agotarnos todavía más.