Horóscopo de Hoy

Las relaciones tóxicas

Las relaciones de pareja nos permiten crecer pero también pueden herirnos, hacernos sufrir y perjudicarnos sin que muchas veces seamos capaces de darnos cuenta. En este tipo de relaciones tóxicas el problema reside en que tendemos a caer una y otra vez en los mismos problemas (los conflictos son normales, lo que no lo es es tenerlos de forma recurrente). Caemos en una especie de "sadomasoquismo cotidiano" puesto que seguimos manteniendo una relación que nos hiere y nos daña tanto si estamos en uno como en otro extremo (manipulador o manipulado)

Muchas veces caemos en estas conductas dañinas porque sin darnos cuenta, estamos influenciados por actitudes y creencias que aprendimos en la infancia. Nos enseñaron que si no actuamos "como se debe" seremos culpables del sufrimiento de los demás. Pero podemos revisar estas creencias para hacer que coincidan con nuestras acciones.

Es necesario Identificar primero los comportamientos de manipuladores y manipulados para después transformarlos y lograr equilibrar aquellos vínculos que nos dañan.

Relación tóxica

PERFILES DEL MANIPULADO
- El perfeccionista: Se trata de alguien que nunca está conforme consigo mismo y aplica al otro la misma exigencia. Difícilmente confía en la otra persona, pues teme revelarle sus puntos débiles y reacciona poniéndose a la defensiva frente a las críticas o sugerencias. Oculta en el fondo una gran inseguridad y temor a ser rechazado. Son personas que creen en el "todo o nada" y que al menor error, se sienten inútiles.
Esta clase de personas deberían asumir que buscar lo óptimo no mejora su rendimiento sino que lo empeora, porque les conduce a la frustración. Deberían aprender a aceptar que las cosas son como son y no como les gustaría que fueran.

- El complaciente: Cree que el afecto se consigue a través de la aprobación de los demás y por ello se siente obligado a ponerse a su servicio. Siempre piensa antes en las necesidades de los demás que en las suyas propias lo que a su vez les provoca un resentimiento silencioso. Esconden una baja autoestima, por eso ser queridos por los demás es lo más importante para ellos.
Este perfil de persona necesita aprender a quererse sin depender del juicio constante de los que le rodean. Debe aprender a tener sus propias necesidades, preferencias y deseos.

- El mártir: Se siente víctima de los demás y de los acontecimientos. Se queja de su padecimiento y le echa la culpa a su pareja o al mundo entero. Cree que siempre tiene razón. No sabe pedir sino que exige que su pareja sepa lo que necesita. Se siente indigno de ser amado y se desprecia a sí mismo, lo que le provoca un intenso dolor y resentimiento.
Esta clase de persona debe aprender a quejarse menos y a reconocer que el sufrimiento no provoca satisfacción alguna

- El evasor: Su máxima es "ojos que no ven, corazón que no siente" pues hace todo lo posible para no ver lo que realmente sucede. Ignora los problemas creyendo que se solucionarán solos. Le cuesta involucrarse de verdad en sus relaciones y manifestar sus emociones. Lo que le sucede es que en el fondo se siente vulnerable y niega sus sentimientos, por lo que acaba sin saber lo que de verdad desea y termina sientiéndose solo y aislado.
Debe aprender a que las cosas menos bonitas no desaparecen por el hecho de ser ignoradas así como perder el miedo a expresar sus emociones.

PERFILES DEL MANIPULADOR
En todos estos perfiles coincide que el manipulador quiere que su víctima haga lo que él desea para de esa forma no tener que enfrentarse a sus miedos o inseguridades más profundos.
- El castigador: Mantiene su dominio con amenazas y siempre lo hace con aquello que da miedo a su pareja, obligándole también a tener que asumir las consecuencias. Aunque en la mayoría de los casos no cumple sus amenazas, el terror que genera provoca una gran angustia en su víctima. Un ejemplo de sus amenazas sería "Si no cambias, tendremos que dejarlo"

- La víctima: La víctima mantiene el dominio apelando a la culpa. Lo hace recurriendo a amenazas del tipo "no discutas conmigo o me pondré enferma" o "Si no vienes, no iré" No amenaza con lesionarse sino que deja claro a su víctima que su dolor es "por su culpa", lo que provoca que la víctima ceda y se llene de resentimiento.

- El competidor: El competidor busca siempre ser más que su pareja. A veces opta por competir directamente para tener más éxitos, mientras que otras se esfuerza por desvalorizar a su pareja de la crítica constante o el desprecio por sus logros. Todas estas formas provocan la inseguridad en su pareja.
Debe aprender que los méritos no conducen a una vida más satisfactoria así como a sustituir el competir por el compartir.

- El simulador: Promete cientos de cosas a su pareja siempre que se haga lo que él desea. Puede decirlo directamente o sugerirlo a través de comentarios y actitudes. El simulador puede ser un gran seductor. Ofrece a su pareja lo que ésta querría y se sirve de la tendencia natural que tenemos a no ver lo que no queremos ver.
Debe dejar de hacer falsas promesas.