Creado por Joseph Pilates en 1930 basándose en su conocimiento de distintas disciplinas como gimnasia, traumatología y yoga, une el dinamismo y la fuerza muscular con el control mental, la respiración y la relajación. El Pilates es un sistema de ejercicios que ofrece un perfecto equilibrio entre lo físico y lo mental. Un método para estar en forma por dentro y por fuera.
Se puede practicar de forma individual o en grupo, en casa o en un centro especializado, y con máquinas o en el suelo. Aunque los expertos se decantan por la práctica en grupo y en un centro como las opciones más recomendables.
La mayoría de los ejercicios del Pilates se centran en la adecuada estabilización de la pelvis, puesto que el Pilates afirma que si la pelvis está bien, el resto de la columna vertebral lo estará.
En una sesión de Pilates se llevan a cabo numerosos ejercicios orientados a corregir las malas posturas adquiridas (lo cual es por otro lado un ejercicio de autoestima, porque nos estamos dedicando tiempo a nosotros mismos por lo que nos ayudará también superar cualquier problema) iniciando al mismo tiempo un camino hacia el reconocimiento de uno mismo. De ahí que este método produzca una mejora tanto interior como exterior puesto que estos ejercicios nos permiten conocer mejor nuestro cuerpo, al que damos órdenes para corregir nuestros defectos. Son por tanto ejercicios liberadores y de introspección con uno mismo.
El Pilates requiere una concentración intensa puesto que es una actividad física muy técnica, en la que es más importante la correcta ejecución de los distintos elementos que componen cada ejercicio que el número de repeticiones o series que llevemos a cabo. El Pilates exige que estemos concentrados en la realización controlada, precisa y consciente de los distintos elementos que componen cada ejercicio al tiempo que los coordinamos con nuestra respiración.
La respiración cumple un papel primordial en el Pilates. Se trata de una respiración lenta y continua en la que se inhala el aire por la nariz con la boca cerrada y se exhala por la boca. Durante la inhalación se siente que las costillas se separan mientras que durante la exhalación, se cierran las costillas y se pega el ombligo a la columna mientras se contrae el suelo pélvico. Los beneficios de esta respiración son muchos, entre otros el aumento de la capacidad pulmonar y la mejora de la circulación sanguínea.
Pero el Pilates no persigue un gran esfuerzo físico. Por encima de esto el Pilates busca que quien lo practique disfrute con él al tiempo que vaya conociendo mejor su cuerpo y experimente una superación progresiva al ver que sus músculos le responden poco a poco más y mejor. Además tiene la ventaja de ser un método hecho a la medida de cada alumno porque cada persona que lo practica puede hacerlo con unas expectativas totalmente diferentes puesto que todas son válidas.
Entre los múltiples beneficios que aporta la práctica del Pilates se encuentra, la mejora general de la condición física, el fortalecimiento de los músculos, especialmente de los de de la espalda y la columna (un problema de salud muy extendido), el aumento de la flexibilidad, la estilización de la figura (pese a no tratarse de un trabajo cardiovascular), el aumento de la fuerza y la resistencia, la mejora de la coordinación, la respiración y el equilibrio de quien lo practica y el aumento de nuestra capacidad de control y concentración.