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El Feng Shui

El término Feng Shui hace referencia a la fuerza del viento ("feng") y al fluir del agua ("shui") y tuviésemos que definir brevemente en qué consiste, podríamos decir que es el arte milenario de armonizar el espacio para lograr felicidad y prosperidad.

Este arte parte de la idea de que existe una poderosa energía llamada Chi que fluye dentro de cada ser vivo, así como también en cada lugar. Ésta tiene fuerza suficiente como para afectar a nuestra vida y nuestro bienestar, de forma que si circula a un ritmo suave y uniforme, aporta buena suerte y salud, pero si se estanca, podría traer consigo enfermedades, infelicidad y mala suerte.

El Feng Shui se encarga de activar esta energía para que fluya libremente y que de esa forma podamos alcanzar el máximo potencial y crear un ambiente más positivo en el que triunfar, así como de corregir desequilibrios y estancamientos de energía, si los hay. El Feng Shui tiende a centrarse en el hogar de las personas, ya que ejerce una gran influencia en nuestras vidas. Pero también puede aplicarse al entorno laboral o a cualquier otro lugar en el que pasemos mucho tiempo.

El Feng Shui es capaz de producir mejoras no solo en nuestro hogar, sino también en nuestra salud, estado anímico, relaciones con los demás, situación económica, vida familiar, profesional y espiritual.

Para ello la filosofía del Feng Shui busca el equilibrio entre dos fuerzas universales opuestas: el yin y el yang Estas fuerzas proporcionan energía al Chi y afectan a todos los aspectos del Universo. Cuando el yin y el yang están en equilibrio, la fuerza vital también lo está, produciendo ello un enorme bienestar. Si por ejemplo, no existe ese equilibrio en una habitación de nuestra casa porque es una habitación muy oscura y con muy pocos muebles (muy yin, por tanto) el Feng Shui nos aconsejaría equilibrar la energía de esta habitación incluyendo más muebles y utilizando colores más vivos y variados para darle más energía.

Además los principios del Feng Shui también establecen que debe existir un vínculo productivo entre los cinco elementos de la naturaleza que están en constante movimiento: madera, fuego, tierra, metal y agua. Los puntos cardinales se corresponden respectivamente con estos elementos de la siguiente forma: agua-norte ; fuego-sur ; madera-este ; metal-oeste.

Tomando estas correspondencias podemos saber qué orientación deben tener las habitaciones de una casa para favorecer el flujo de energía. Lo que tenemos que hacer es identificar cada habitación con un elemento usando un criterio lógico: cocina con fuego y madera, baño con agua... y así sucesivamente. Lo siguiente es asignar a cada elemento, su orientación. Por ejemplo, en el caso de la cocina, si la identificamos con los elementos fuego y madera, estará bien situada en una casa si tal y como indican sus elementos, posee orientación sur - sudeste.

Lo ideal es que las habitaciones de una casa se correspondan con los elementos de una forma propicia, sin embargo, de no ser así, existen una serie de remedios del Feng Shui que podemos aplicar para equilibrar la energía de nuestro hogar y de nuestra vida sin necesidad de cambiar habitaciones enteras, eliminar paredes o instalar nuevas ventanas.

Es importante tener presente que esos remedios pasan siempre por poner orden. Eliminando el desorden de un lugar lo que hacemos es invitar al Chi a fluir por él, lo que produce claridad de pensamiento.