Horóscopo de Hoy

Cómo nos influyen los cambios de tiempo

El ser humano forma parte de la naturaleza y por ello es vulnerable a los cambios meteorológicos, que pueden desequilibrarle y favorecer la aparición de una amplia variedad de síntomas como irritabilidad, ansiedad, depresión, fatiga, falta de concentración, trastornos del sueño, náuseas o migrañas.

No todas las personas tienen la misma sensibilidad a la meteorología. Cada persona es distinta y reacciona a su manera ante los cambios del tiempo.

El síndrome afectivo estacional (SAF) es la enfermedad más estrechamente relacionada con el tiempo. Se trata de un trastorno anímico caracterizado por períodos de depresión, cansancio, apetito por lo dulce, ganancia de peso, tendencia al aislamiento, ansiedad, dificultad para concentrarse… Aparece en octubre y suele terminar en abril, es decir, durante los meses en los que los días que hay menos luz. La explicación está en que la falta de luz natural hace que la glándula pineal no interrumpa la secreción de melatonina, algo que lleva a cabo durante la oscuridad de la noche. De modo que se produce un desarreglo hormonal y a todos los niveles.

En la medicina occidental el tema de la salud y el tiempo todavía no se considera importante ni en la prevención ni en el tratamiento de las enfermedades. En cambio, forma parte de los cimientos de la medicina tradicional china. Según esta sobre el cuerpo actúan las energías de los cinco elementos, cada uno de los cuales está vinculado a un fenómeno meteorológico.

Según la medicina tradicional china, el frío bloquea el flujo de la energía, provocando dolores en las articulaciones y otros lugares.
Otra teoría afirma que el frío exige un esfuerzo mayor al cuerpo por mantener su temperatura interior, lo que provoca una constricción de los vasos sanguíneos para que la sangre se concentre y caliente la parte central del cuerpo donde se encuentran los órganos vitales. Además aumenta la diuresis, es decir, la necesidad de orinar, que sienten muchas personas cuando tienen frío.

Chica afectada por la lluvia

Los cambios de presión atmosférica aumentan el número de partos, infartos, migrañas, hemorragias y muertes por enfermedad o vejez. La explicación está en que en el organismo se encuentran muchas cavidades (como el corazón o las venas), rellenas de aire o líquidos bajo distintas presiones que pueden alterarse cuando las condiciones exteriores cambian.

Las tormentas aumentan la proporción de iones positivos, que a su vez altera el funcionamiento eléctrico del cerebro y aumenta la producción de serotonina, un neurotransmisor relacionado con las migrañas. Los iones positivos también aumentan la tensión nerviosa y empeoran el asma.

También la abundancia de iones positivos explica los efectos negativos de determinados vientos. Los extremadamente secos provocan deshidratación, infecciones respiratorias, crisis asmáticas o dolor de cabeza.. Se les relaciona con el incremento de los accidentes de tráfico, las agresiones y los suicidios. Por otra parte los vientos secos y fríos que vienen desde el interior de las grandes masas continentales provocan crisis respiratorias.

La humedad y la lluvia tienen un efecto directo sobre la piel, que se expande cuando aumenta la concentración de vapor de agua en el aire y se contrae cuando el aire se seca. Esto podría explicar por qué los cambios en la humedad resultan dolorosos para las personas que tienen cicatrices. Además la humedad empeora la artritis, pero mejora la bronquitis y el asma.

Tomado con moderación, los rayos ultravioleta del sol tienen efectos positivos: mejoran la salud de la piel, aumentan la asimilación de muchos nutrientes, combaten la depresión y previenen la osteoporosis porque favorece la síntesis de la vitamina D.
Pero si la temperatura es demasiado alta disminuye la actividad del metabolismo y la vitalidad en general, sobre todo entre las personas más sensibles.

Existen una serie de consejos que nos ayudarán a protegernos ante los cambios de tiempo:
- Aumentar el contacto con los elementos naturales: exponerse a los elementos naturales puede ser la mejor forma de evitar la hipersensibilidad al tiempo. Hay que pasar más rato al aire libre y en cualquier circunstancia meteorológica.
- Comportarnos de acuerdo con el tiempo: podemos comer y vestirnos de acuerdo con el tiempo. Así, en primavera y verano el cuerpo agradece vestir con ropas ligeras y de colores claros y hacer comer comidas más ligeras.
- Protegernos de los fenómenos meteorológicos extremos: por ejemplo, si se trata de una ola de calor, ir provistos de una botella de agua. Si además somos una persona sensible, es bueno que evitemos excitantes como el café y que practiquemos alguna técnica de relajación.