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Aprende a simplificar tu vida

El la vida de cualquier persona hay momentos buenos y momentos malos. El problema está en que a menudo somos nosotros quienes hacemos de que los momentos malos sean aún peores porque nos complicamos la vida en exceso con necesidades artificiales y pensamientos negativos. Algo que por otro lado es innato en el ser humano, complejo por naturaleza y con una ligera tendencia a amargarse la vida.

La solución para no complicarnos la vida, consiste en simplificar en todos los ámbitos: material y relacional, mente y alma. Simplificar a nivel material no se trata de renunciar a todo lo material, sino reflexionar sobre nuestras auténticas necesidades y deseos, sobre la vida que queremos vivir, encontrar lo verdaderamente esencial para nosotros y saborearlo. Ya que buscando el equilibrio y ajustando nuestros sueños a la realidad que vivimos lograremos evitar la frustración.

A nivel relacional solemos complicarnos imaginando situaciones y reacciones en los demás antes de que sucedan. Deberíamos aprender a ser más espontáneos en nuestras relaciones, ya que eso haría que nos mostrásemos tal y como somos sin querer aparentar lo que no somos. En cuanto a la mente y al alma, llevar una vida más sencilla consiste en aceptarnos a nosotros mismos, ser felices disfrutando de lo que tenemos y aprender a vivir el presente puesto que el pasado no hay manera de cambiarlo y esperar siempre al futuro para ser feliz solo nos provocará ansiedad.

chica feliz llevando una vida sencilla

Por último, llevar una vida ligera a nivel del alma requiere que seamos capaces de hacer un viaje a nuestro interior. Puesto que interior y exterior están conectados, si yo estoy bien por dentro, mi relación con todo lo que está fuera será buena. Es decir, si emito ilusión, confianza, apertura y afecto lo habitual es que el mundo exterior me lo devuelva a modo de espejo. Mientras que si emito tensión, ira, resentimiento y frustración, me devolverá lo mismo.

Existen cinco conductas que podemos poner en práctica para lograr la difícil tarea de simplificar nuestra vida:
- Relativizar: aprender a dar a las cosas su justa importancia. A menudo damos a las cosas demasiada importancia cuando hay muy pocas cosas que realmente son importantes.
- Identificar y jerarquizar nuestros valores y prioridades: determinar y clasificar nuestras propias prioridades para ser conscientes de cuáles son imprescindibles para nosotros y cuales son totalmente superfluas. No podemos vivir creyendo que todo es prioritario o sin ser capaces de diferenciar lo urgente de lo importante.
- Ser coherentes: Si tenemos claras cuales son nuestras prioridades debemos actuar de forma congruente para satisfacerlas.
- Reírnos: el humor ayuda a no complicar las cosas y relativizarlas. A no hacer de la vida una tragedia cuando no lo es.
- Renunciar al perfeccionismo: si constantemente buscamos la perfección, acabaremos siendo infelices. La perfección implica frustración porque no podemos ser perfectos.

Pero además, cabe destacar que aprender a no complicarse la vida tiene ventajas físicas y psíquicas:
- Aumenta la energía y la vitalidad (vivir en permanente tensión supone una pérdida de energía)
- Mejora la capacidad para conciliar el sueño
- Mejora el funcionamiento del aparato digestivo (la tensión mantenida provoca gastritis, acidez, etc)
- Mejora la función cardíaca puesto que logra liberar al corazón de los estímulos provocados por el exceso de tensión.
- Reduce el nivel de colesterol puesto que mejora el funcionamiento del hígado.
- Mejora el sistema inmunitario al fortalecerlo.
- Reduce el riesgo de trombosis.
- A nivel psíquico la reducción de la tensión se traduce en un aumento de nuestra capacidad para resolver problemas, encontrar el equilibrio y no dejarnos llevar por la angustia y la negatividad.