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Amarse con los ojos abiertos

Para amarse con los ojos abiertos, o amarse en cualquier caso, es necesario enamorarse primero.

Enamorarse supone tomar uno o varios aspectos de la otra persona y construir un personaje a imagen y semejanza de nuestra ilusión. No estamos siendo objetivos puesto estamos haciendo que la otra persona sea para nosotros quien nosotros deseamos que sea. De modo que a menudo el enamoramiento termina cuando empezamos a conocer los demás aspectos de la persona, su ser real y no su identidad deseada.

Pero también puede ocurrir que a medida que conozcamos esa identidad verdadera con sus luces y sombras, optemos por aceptar y elegir a esa persona. Entonces y solo entonces podremos acceder al amor. Mientras que el enamoramiento es desconocimiento, el amor es conocimiento.

Pero para llegar al amor y amar con los ojos abiertos no basta solo con conocer y aceptar la identidad verdadera de esa persona. Debemos además salir de trascender los tópicos y estereotipos que hay en el amor. Pues al ser el amor un gran tema esencial de hombres y mujeres, no se libra de los mitos y mandatos de género. Necesitamos abrir nuestra mente, cuerpo y corazón al encuentro con lo diferente.

Amarse con los ojos abiertos

Dichos estereotipos son características, rasgos y las cualidades en base a roles sociales e identidades otorgados a hombres y mujeres en el amor por el mero hecho de ser hombres o mujeres. Los estereotipos se encuentran fuertemente enraizados en la sociedad, hasta el punto que determinan pautas de comportamiento que se esperan de hombres y mujeres y sancionando aquellas conductas que se escapan de los patrones establecidos.

Esos tópicos afirman por ejemplo, que en el amor los hombres se guían por la pasión y las mujeres por el romanticismo. O que las mujeres buscan hombres que les proporcionen fortaleza y seguridad y los hombres mujeres que encuentren físicamente atractivas. Pero lo único verdaderamente cierto es que hombres y mujeres aman por igual.

Estos mitos hacen que hombres y mujeres se vean sometidos a una presión que los lleva a adoptar comportamientos y actitudes que no siempre son verdaderos. Así, por ejemplo, un hombre puede verse presionado a mostrar sus atributos de poder y protección ante una mujer a la que quiera impresionar porque es lo que según los estereotipos, busca una mujer. A su vez una mujer puede sentirse presionada a cuidar en exceso de su imagen aunque no tenga ningún interés en hacerlo, porque de acuerdo a este tópico su físico intervendrá de forma de decisiva en la elección que un hombre haga de ella como su futura pareja.

Si logramos dejar atrás estos estereotipos pasaremos a entender que romanticismo y pasión no son propios de mujeres o de hombres, sino cosa de ambos solo que cada uno de ellos los expresa mediante distintos tipos de acciones y de palabras. Además, dejando atrás los tópicos y abriéndonos hacia la maravillosa experiencia de amar con los ojos abiertos podremos también descubrir que la persona que tenemos a nuestro lado es única por algo más que por sus características físicas evidentes.